“No puedo dejarlo porque no tengo a donde ir, tampoco tengo dinero” – una excusa muy común y muy triste de las mujeres que por algún motivo no quieren estar en una relación pero no pueden abandonarla.
No tienes trabajo. No tienes casa propia. No tienes dinero para vivir sola o con tus hijos.
Se acabó el amor, o te maltrata, y sabes que ya no estarías con tu pareja si tuvieras dinero. ¡Qué situación tan triste y complicada!
No hay nada malo en ser ama de casa, por supuesto. Y como todas sabemos, el trabajo en casa nunca se acaba, sobre todo si hay niños.
No hay nada malo en estar mantenida por un hombre que te ame y quiera, y que tú te dediques a tus hobbies y charlas con tus amigas.
No hay nada malo en esta situación…mientras haya amor.
Pero la vida no siempre es de color de rosa y nunca sabes lo que puede pasar mañana. No es ser pesimista – es ser realista y saber que el amor no siempre es “hasta que la muerte nos separe”.
¡Cuántas mujeres se sienten atrapadas en sus relaciones por dependencia económica de su pareja! Se sienten obligadas hasta aguantar el maltrato porque no “tienen a dónde ir”.
Claro, que solución siempre hay, que una puede encontrar un empleo, pero conseguirlo no siempre es un asunto fácil y rápido.
Si tienes tus ingresos (o tus ahorros), no temes que el hombre con el que estás te puede dejar. No tienes esa dependencia económica que se convierte en la dependencia emocional, porque estar con él para ti es vital.
Si eres independiente económicamente, sabes que en cualquier momento puedes coger tus maletas e irte a vivir sola.
Si tienes libertad financiera, confías más en ti misma y te sientes más libre para realizar tus sueños.
Recuerda que puede llegar el momento en el que tu sueño más grande sea vivir sin él. ¡No dejes que la dependencia económica de tu pareja se convierta en tu prisión!
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