“Nadie le duele el amor, nunca. Y si te parece que el amor te ha hecho daño, la que se siente dolida no es tu capacidad de amar, sino otra cosa.” Osho
Nadie le duele el amor, nunca. Si no te das cuenta de eso, seguirás caminando en círculos continuamente. Probablemente eso que denominas amor oculta en tu interior muchas cosas carentes de amor; la mente humana es muy astuta cuando se trata de engañar a los demás y también a sí misma.
La mente pone etiquetas a cosas feas, intenta tapar tus heridas con flores. Esta es una de las primeras cuestiones en la que tienes que profundizar si quieres entender que es el amor.
El “amor” tal como se utiliza habitualmente el término, no es amor, es deseo. Y el deseo sin duda te hará daño, porque desear a alguien como si fuera un objeto supone ofender a esa persona. Es un insulto, es violento. Si te diriges a otra persona con deseo, ¿durante cuánto tiempo podrás fingir que es amor?
Superficialmente parecerá amor, pero rasca un poco y verás como abajo se oculta un mero deseo. El deseo es un impulso animal. Contemplar a alguien con deseo supone insultarlo, humillarlo, reducir a la otra persona a una cosa, a un objeto. Nadie quiere ser utilizado, es lo peor que puedes hacerle a alguien. No hay nadie que sea una cosa, no hay nadie que sea un medio para alcanzar un fin.
Esta es la diferencia entre deseo y amor.
El amor es justo lo contrario: supone respetar a la otra persona como un fin en sí misma. Cuando se ama a otra persona como un fin en si misma, no hay dolor; te sientes enriquecido a través de esa experiencia.
El amor es un fenómeno espiritual; el deseo es un fenómeno físico. El amor, en su forma más pura, consiste en compartir la alegría. No pide nada a cambio, no espera nada, ¿de modo cómo vas a sentirte herido? Cuando no esperas, no hay posibilidad de sentirse herido. Todo lo que venga será bueno, y si no viene nada, también será bueno. Tu dicha consiste en dar, no en obtener.
Preparado según el libro de Osho “Aprender a amar”.
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